“Les hubiésemos traído unos días al chalé de Galapagar, pero no estaba lista la habitación de invitados”
El pasado 15 de enero, en plena ola de frío causada por la borrasca “Filomena”, el partido de Irene “Evita” Montero y de Pablito “Peroncete” Iglesias, Unidas Podríamos Si Nos Dejasen Y Si Tuviésemos Un Ratillo Para Hacerlo, aireó en las redes sociales que habían hecho la generosa entrega de una carga de 11.000 kg de leña a los vecinos del poblado chabolista de la Cañada Real de Madrid, que llevan sufriendo continuos cortes de suministro eléctrico desde finales de diciembre.
Según el partido de Montero e Iglesias, los cortes de luz en dicho asentamiento se deberían a la mala gestión de Blancanieves Ayuso y Pulgarcito Almeida desde el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, así como a la aviesa intención de ambos líderes peperos de hacer una especie de mobbing inmobiliario a los habitantes de la mencionada barriada para que desalojen sus precarias viviendas y poder, así, especular con los terrenos. Según fuentes de la Comunidad de Madrid y de la Policía, en cambio, los cortes se deberían principalmente al sobreconsumo ocasionado por las numerosas microplantaciones ilegales de cannabis que se habrían creado en la zona, y cuyo mantenimiento requiere un consumo de electricidad hasta 45 veces mayor que el consumo habitual de una vivienda familiar media. De una vivienda familiar que no sea la de Montero e Iglesias, se entiende.
De todos modos, y teniendo en cuenta que en la barriada están censados casi 9.000 habitantes, el cargamento de leña debe haber llegado escasamente a poco más de un kilo por persona, lo cual no habrá solucionado los problemas energéticos del barrio pero les habrá permitido a muchos de ellos hacerse una mediana fogatita para la barbacoa. Circunstancia que habría sido aprovechada por el diputado colauista Jaume Asens, de En Comú Fumem i ens Col·loquem, para añadir unos cuantos manats de calçots al lote, de su propia cosecha, y aprovechando que estamos en plena temporada de tan suculenta hortaliza; con lo cual habría pretendido contribuir, desde la plurinacionalidad, la irrenunciable afirmación del dret a decidir y la decidida voluntad de superación del corrupto Régimen del 78, a la solidaridad internacionalista entre los pueblos y las tierras del opresor y antidemocrático Reino de España.
A las preguntas de Charnego News sobre si no se les había ocurrido alguna otra solución más efectiva para los problemas de frío y deficientes condiciones de vida de los habitantes de la marginal barriada madrileña, Evita Montero contestó, con su habitual estilo antipatriarcal, revolucionario e inclusivo: “La verdad es que habíamos pensado, Pablito y yo, en recoger a todas las chabolistas y los chabolistos y traerles unas cuantas días o unos cuantos díos a vivir en nuestro chalé de Galapagar o de Galapagara, hasta que acabaran de pasar el frío y la fría; pero al final hemos desistido de esa idea y de ese ideo, porque la verdad es que todavía no tenemos lo suficientemente arreglada la habitación de invitados y de invitadas.”
“Nos preocupaba que alimentasen las fogatas con marihuana, por falta de leña. Imagínese el colocón que iba a pillar todo Madrid según para dónde soplase el viento.”
Por su parte, su consorte, Pablo Domingo Perón Iglesias, defendió la misma medida desde consideraciones políticas del más alto calado: “Teníamos una honda preocupación porque la falta de leña para calentarse les llevase a tomar una decisión desesperada y acabasen alimentando las fogatas con sus cultivos de marihuana. Imagínese el colocón que iba a pillar todo Madrid según para dónde soplase la ventada. Y el estado de euforia consecuente podía, incluso, llevar a la ciudadanía a seguir votando a Almeida y a Ayuso durante los próximos años.”
Y concluía añadiendo, con evidente pragmatismo: “Hombre, si Evita Perón regalaba neveras a sus seguidores de los arrabales de Buenos Aires, nosotros no podíamos ser menos. Y además, hay que cuidar mucho las relaciones sociales: ¿acaso no salí yo de Vallecas y he llegado a vicepresidente del Gobierno, y viviendo en un casoplón de tropecientos metros cuadrados? ¿Quién le dice a usted que alguno de estos indigentes no llegue a ser el próximo inquilino del palacio del Pardo?”