“¿Eres catalán pero te gusta seguir a la Selección Española en pantallas gigantes? ¿Te da grima el derecho a decidir y no digamos ya la independencia?»
«Tranquilo, reconocer un problema es el primer paso para solucionarlo”
Las personas que en silencio disfrutan de los toros, el flamenco o los discos de Manolo Escobar; que secretamente son del Real Madrid, del Espanyol o del Betis; o que incluso piensan que el derecho a decidir y el independentismo no son más que cortinas de humo para tapar las corruptelas de ciertos políticos catalanes, están de enhorabuena.
A partir del 12 de septiembre, el Ayuntamiento de Barcelona pondrá en marcha el servicio “Charnegos Anónimos”, que permitirá a las personas aquejadas de éstos y otros síntomas encontrarse en un círculo íntimo, donde podrán reconocer su charneguismo y disponer de recursos para solucionarlo.
Los grupos de “Charnegos Anónimos” se reunirán cada jueves en casales y centros cívicos, bajo la guía y el asesoramiento de un Reeducador y un Psicólogo. “El primer paso para solucionar un problema es reconocer que se tiene”, aseguró Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en la presentación del plan diseñado por el Ayuntamiento, que se desarrollará durante los próximos cinco años. “Esperamos que a la finalización de ese plazo, gran parte del problema esté erradicado”, manifestó, visiblemente esperanzada.
El plan se iniciará con una campaña institucional en prensa, radio y televisión, bajo el lema Xarnego, no estas sol (“Charnego, no estás solo”), que incluirá un teléfono confidencial, al estilo del que ya existe para el maltrato de género. Esta publicidad se complementará con flyers y dípticos donde se dará a conocer el modus operandi del plan.
Éste consistirá básicamente en sesiones semanales, que comenzarán con la audición del himno catalán, en pie, en señal de respeto. Tras este inicio, cada asistente se presentará al resto del grupo (compuesto por una decena de personas, de media) con la siguiente fórmula: “Hola, me llamo fulanito de tal, y soy un charnego”. Este ritual de presentación ayuda a romper el hielo, pero también es un recurso psicológico eficaz: al asumir públicamente el propio mal, éste pasa a formar parte de la esfera de lo cotidiano, de lo normal, lo que constituye un formidable medio terapéutico para la curación y posterior reinserción del sujeto. “Yo me auto-odiaba profundamente: no me gustaban las sardanas y cada vez que me hablaban de la independencia pensaba en el 3 por ciento.
Pero eso se acabó. Estoy reinsertado”, confiesa Joan Carles Martínez i Rodríguez -antes Juan Carlos Martínez Rodríguez-. Joan Carles asegura que las actividades que se realizan en los círculos le ayudaron a darse cuenta de cuán errada estaba su visión de Cataluña y de sí mismo. “Durante las sesiones visionamos videos de treinta segundos en los que un madrileño aporrea a un caniche adorable o un jornalero andaluz cobra la peonada sin dar golpe. También escuchamos canciones de Lluís Llach e incluso leemos poemas de Miquel Martí i Pol. Eso sí, nos proporcionan kleenex por si nos da la llorera”.
El programa también incluye salidas instructivas: por ejemplo, cada 11 de septiembre está programada la visita al monumento de Rafael de Casanova, con posibilidad de lanzar huevos e insultos a aquellos individuos señalados previamente como “botiflers” que se atrevan a acercarse a la ofrenda. “Después de una sesión así, uno sale como nuevo, exultante”, recalca Martínez i Rodríguez. Preguntados por el objetivo último que persiguen, los pacientes lo tienen claro: “curarme, convirtiéndome así en un individuo útil en esta etapa apasionante que vive el pueblo de Cataluña, que es el Procés”. ¿Y sus referentes? “Queremos ser como Gabriel Truhán. Y aunque ahora esté un poco de capa caída, también Just Moliner ha sido un ídolo para nosotros. Just: ¡te queremos!”