“No hay derecho. Hasta las perroflautas de las concejalas de la CUP tienen sus cinco minutos de gloria”

El president de la Generalitat de Catalunya, Carles “Cocomocho” Puigdemont, se está dedicando estos últimos días a saltarse semáforos en rojo a troche y moche con su coche oficial cada vez que va y viene de la Plaça de Sant Jaume al Parlament y viceversa, según han informado a Charnego News fuentes de la Guardia Urbana de Barcelona.

Interpelado sobre tan temeraria conducta, el molt honorable Puigdemont ha reconocido valientemente ante nuestros reporteros que ha sido él, personalmente y en persona, quien ha dado la orden de saltarse los semáforos a su chófer habitual, Keke Fittipaldi de Villota. “Lo hago para ver si me imputan por delito contra la Seguridad Vial”, afirmó el President soplándose el flequillo para apartárselo de la cara, “y así consigo sentarme en el banquillo igual que Mas, Ortega y Rigau, para ser igual que ellos un mártir del Procés. Pero oiga, no hay manera; se ve que los urbanos, cuando ven la matrícula, hacen como que no ven nada, y en lugar de denunciarme a mí se ponen a multar a los que no recogen las cacas de sus perros. Y no hay derecho, oiga; que ya hasta las concejalas perroflautas de la CUP están consiguiendo que se las lleven a declarar al Juzgado metidas a la fuerza en un coche de la Guardia Civil y poniendo los ojos en blanco, y yo en cambio no hay manera de tener mis cinco minutos patrióticos de gloria frente a los cuerpos represores del Estado.”

Por su parte, el Superintendente de la Guardia Urbana de Barcelona, Tránsito Repitufo Silbátez, ha declarado sotto voce ante nuestros micrófonos que los agentes del cuerpo están perfectamente al tanto de las reiteradas infracciones del president Puigdemont, pero que han recibido instrucciones muy precisas por parte de la alcaldesa Ada Colau de hacer la vista gorda ante las mismas. “Sólo nos faltaría ahora que también nos cayera encima la fama de botiflers y de zipayos, después del merder que se formó con lo del documental aquel de ‘Ciutat Morta’. Y oiga, que a mí me falta ya poco para jubilarme, y no tengo ganas de volver cada noche a mi casa mirando hacia atrás por encima del hombro para ver si tengo a algún Garganté pisándome los talones”.

Finalmente, miembros del grupo municipal de Barcelona en Comú han querido también desmentir que la presunta negligencia de la Guardia Urbana se haya debido a una maniobra política colauista para deslucir el heroico curriculum de desobediencia civil del president Puigdemont. “Él, que lo siga intentando, que hay mil y una maneras de hacer empreñar al Estado; y, cuando lo consiga, nosotros iremos encantados a hacerle de corifeos a la puerta del Juzgado, como hemos hecho siempre hasta la fecha, sin fallar ni una. Pero que haga el fotut favor de no meternos a nosotros por en medio: que lo nuestro es estar a bien con Dios y con el Diablo, y en esta vida nunca se sabe con quién has de acabar teniendo que casarte”.