“Todo empezó con el Neandertal español que impidió autodeterminarse al pacífico Homo catalaunicus

 

Una crónica de Marc Garrido Orce. Departament de Recerca de la Identitat Pròpia i Veritables Arrels de la Nació Catalana. Universitat Autònoma de Miskatònik del Vallès.

 

La Molt Poc Honorable Geganta del Pi, todavía presidenta de Jx3%, y ya afortunadamente ex presidenta del Parlament de Catalunya, Laura «Burrás», ha vuelto a hacer honor a su apellido con motivo de la reciente defunción del político convergente Josep Espar i Ticó.

La MPH ex presidenta ha lamentado la muerte del político vía Twitter (que es el medio en el que se acostumbran a soltar les «burrás» más gordas, y en eso la Geganta tiene una competencia sobradamente demostrada), y ha hecho referencia a la “gran lucidez” de Espar sobre temas como el de la Guerra Civil Española, de la cual decía que “más que civil, fue una guerra contra Cataluña”.

Según esta visión de Espar y de la Burrás sobre nuestra guerra, seguramente los cinco mil civiles masacrados en la Desbandá de Málaga de febrero de 1937 –hombres, mujeres, ancianos y niños, familias enteras ametralladas y cañoneadas mientras huían de sus casas sin llevar más que lo puesto, atrapados entre los barcos franquistas y los aviones italianos en la estrecha carretera de la costa entre Málaga y Almería–, debían ser todos turistas catalanes que veraneaban en pleno invierno en la Costa del Sol, aprovechando que les vacaciones del 36 se les habían alargado algo más de la cuenta. O que los 4000 fusilados por el general Yagüe en la plaza de toros de Badajoz en agosto del 36 eran miembros de un esbart sardanista de Vic que andaba de gira por el extranjero.

Y, ya puestos, que cuando el poeta Federico García Lorca fue asesinado en Granada, el 18 de agosto de 1936, andaba ya en trámites para conseguir la nacionalitat catalana e irse a vivir a Cadaqués, bien cerquita de su idolatrado Salvador Dalí (del cual estaba enamorado, justamente, por el irresistible atractivo que le daba el hecho de ser catalán y de derechas, como la propia Burrás, que cada día se gusta más a sí misma y cada día le parece estar más buena).

Las víctimas de la Desbandá de Málaga, en febrero del 37, eran todos turistas catalanes que veraneaban en la Costa del Sol en pleno invierno

Pero creemos que –más allá del hecho que Convergència i Unió, la formación política que fundó Espar, fuese la principal recicladora de altos cargos franquistas en la etapa de la Transición, y que el bando de los sublevados franquistas estuviera desde el primer momento repleto de carlistas y falangistas catalanes, como el futuro director de La Caixa Joan Antoni Samaranch, o como el abuelo fugado a Burgos de Carles Puigdemont– la MPH Burrás esta vez se ha quedado corta, y que todo eso del “Espanya contra Catalunya” que se puso tan de moda en 2014, cuando coincidieron (casualmente, por supuesto) el Tricentenari y el primer referéndum-costellada del Procés, no lo tenemos que limitar al periodo 36-39, y ni tan sólo a la Edad Moderna y a la Contemporánea.

Porque, en realidad (y parafraseando a la reconocidamente anticatalana Almudena Grandes), éste no sería sino uno más de los muchos Episodios de una Guerra Interminable de España contra Cataluña que seguramente empezó cuando el Cid Cabreador secuestró pérfidamente al conde Berenguer Ramón de Barcelona con la ayuda del rey musulmán de la Taifa de Zaragoza (y es que, en el fondo, todos los españoles son un poco moros), continuaría luego con el Compromiso de Caspe de 1412 –que está claro que fue un pucherazo para acabar con la Casa Comtal de Barcelona en beneficio de los castellanufos Trastámaras, de infausto recuerdo– y con la pérdida de las libertades nacionales en 1714. Y habría llegado, ya en nuestros días, hasta el atentado de Barcelona del 2017, orquestado, según la Burrás y su tropa, por el CNI con la ayuda del Imán de Ripoll: ¿no lo habíamos dicho ya, que todos los españoles son medio moros?.

Y esto, si es que no queremos hacer remontar hasta tiempos aún más remotos esta sempiterna lucha entre el bien, encarnado en Cataluña, y el mal, encarnado en el Imperio, hasta el momento en que el primer Neandertal español la emprendió a sopapos contra el assenyat y laborioso Homo sapiens catalaunicus que tan sólo pretendía pacíficamente autodeterminarse, tal como ya han demostrado, cumplidamente, los chicos del Institut Nova Histèria.

Y no otra cosa que un nuevo episodio de esta interminable guerra de España contra Cataluña habría sido la destitución de la propia Burrás como presidenta del Parlamento –esta vez con la vergonzosa colaboración de los botiflers de ERC y de la CUP, a los que sin duda habrá de juzgar la Historia, o la Histeria, o por lo menos los muchachitos apesebrados del INH–, acusada de corrupción, tal como ya habían intentado hacer con el MPH President Pujol allá por el 84, con el Caso Banca Catalana.

Así que, presidenta, hace usted muy bien en reventar los actos de homenaje a las víctimas del 17-A, llevando a su Bob Dylan de andar por casa con su guitarrita y con toda su guasa, escoltada por su guardia pretoriana de corifeos. Que si las víctimas no se han dado todavía cuenta de que no lo son del yihadismo internacional, sino de una guerra interminable de l’Estat Espanyol contra Cataluña, que espabilen, coño, que son grandes.

 

 

 

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